5 de cada 10 personas están insatisfechas con su trabajo ¿Por qué?

Hay personas que llegan a la oficina, encienden su computadora e inmediatamente sienten que su trabajo se vuelve casi una misión imposible. Y no porque falte café, sino porque falta ánimo. No es flojera, es una sensación de "ya no aguanto este lugar".
Es algo reiterativo y cada vez más común de lo que creemos. Según un estudio reciente, sólo el 54% de las personas en México está satisfecha con su empleo. Eso quiere decir que casi la mitad de la gente se levanta todos los días sin ganas de ir a su trabajo. 

Así que, si has notado un aumento en la rotación de tu personal, o que parte del equipo muestra señales de presentismo o que notas más casos de renuncias silenciosas, no es tu imaginación. Es una realidad. En este artículo te contamos qué está pasando y sus causas, pero no te preocupes, veamos también que se puede hacer.

¿Por qué cuatro de cada 10 empleados están dispuestos a renunciar a sus trabajos actuales?

De acuerdo a algunos estudios, el 43% de las personas quieren renunciar y aunque esta cifra ha disminuido un poco, aún sigue siendo una señal de alarma para las áreas de Recursos Humanos.

¿Por qué está pasando esto? Spoiler: no todo es por el dinero. Claro que el sueldo importa, pero no es el único factor. Esta insatisfacción viene principalmente de la desconexión entre lo que los empleados esperan y lo que reciben de sus empresas. Por ejemplo, hoy en día las personas también esperan mejores prestaciones, oportunidades para enfrentar nuevos retos e incluso entornos más inclusivos y diversos. 

¿Sabes qué es lo peor? En muchas ocasiones las personas no hablan de estos problemas o sienten que ni siquiera son escuchadas. Así que empiezan a buscar otro lugar para trabajar. 

¿Estamos viviendo una época de “insatisfacción laboral”?

A partir de la pandemia, varias personas comenzaron a reconsiderar sus trayectorias profesionales, sus expectativas laborales y se suscitaron interrogantes sobre nuevos esquemas laborales, de acuerdo con Ramiro Badro, director general de Hays México. Por eso surgieron varios fenómenos como la gran renuncia, la renuncia silenciosa o el gran remordimiento… Y es que cuando el malestar se acumula, ya sea por estrés, aburrimiento, injusticias o simplemente porque sienten que ahí ya no hay futuro, la mente empieza a buscar la salida.

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Según datos del estudio citado anteriormente, no solo es que las personas estén pensando en renunciar. Es que dentro de ese grupo, la mitad ya está activamente buscando otras ofertas de empleo. Así que, si lo pensamos bien, 2 de cada 5 personas de tu equipo está contemplando otras opciones, aunque tú no lo sepas.

Ojo, no es que lo digan abiertamente. Muchos de ellos siguen haciendo su trabajo, siguen entregando reportes, van a las juntas; pero por dentro ya están desconectados y eso se nota en la productividad y en los resultados. Ya actualizaron su perfil de LinkedIn. Ya le pidieron referencias a sus amigos. Ya están aplicando a vacantes por la noche.

El problema más grande no es que se vaya gente buena, el verdadero problema es que muchas veces se van sin decir por qué. No dejan feedback. No hay oportunidad de mejora. Nadie alcanza a hacer algo a tiempo.

Lo que pasa es que no logramos asociar el compromiso laboral con el bienestar. Por ejemplo, cuando los niveles de satisfacción son bajos, la motivación cae y entonces los empleados empiezan a reportar mayores niveles de estrés, agotamiento y burnout. No por nada, las personas han reportado que sus niveles de estrés se han elevado en los últimos años, mientras que casi la mitad de los trabajadores siente agotamiento.

Por eso, detectar esta incomodidad a tiempo, abrir canales para hablar sin miedo y actuar antes de que se vayan, es uno de los mayores retos, y responsabilidades, de quienes lideran talento hoy. Porque cuando la gente empieza a buscar sin avisar es un susurro que dice: “aquí ya no me siento bien”. Y si no lo escuchas, lo único que vas a escuchar después es la despedida.

¿Qué hace que las personas SÍ quieran quedarse en su empresa?

Hay factores que hacen que alguien diga: “aquí sí me siento bien, aquí me quedo”. Por ejemplo:

¿La clave para lograr esto? No es llenar la oficina de regalos o poner un futbolito o un Xbox One. Es conectar con lo que sí necesita la gente hoy: bienestar, libertad, respeto y crecimiento.

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El gran elefante en la sala: la salud mental

El tema de la salud mental sigue siendo tabú para algunas empresas. Aunque ya existe una norma que habla de los riesgos psicosociales (la famosa NOM-035), todavía existe el reto de integrarla verdaderamente a la cultura organizacional.
 

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Hoy por hoy, solo 1 de cada 10 empresas ofrece algo relacionado con bienestar mental, y solo la mitad tiene servicio psicológico. Y mientras tanto, 3 de cada 10 trabajadores en México presentan síntomas de burnout.
 

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Sí, leíste bien. Tres de cada diez. Eso significa que en tu próxima junta de diez personas, al menos tres ya están emocionalmente agotadas. Si eso no te suena a crisis, tal vez hay que revisar nuestras prioridades.

La jornada que no perdona: tiempo mal gestionado, energía agotada

Aunque se está fomentando que las personas puedan descansar y tener espacios de desconexión, la realidad es que las personas siguen sintiendo cansancio crónico.

Además:

• Un tercio de las personas trabaja seis días a la semana
• La jornada promedio es de 9.4 horas diarias
• 25% de quienes trabajan más de 8 horas reportan niveles altos de estrés

Y esto no es una moda millennial. Es una necesidad humana: descansar, desconectarse, estar con la familia, ir al doctor sin culpa, dormir bien. 

¿Qué hacer para mejorar la satisfacción del empleado?

En este punto no se puede improvisar ni hacer checklists por cumplir. No se trata de poner un par de frases motivacionales en los pasillos o lanzar encuestas genéricas. Se trata de trabajar en estrategias de beneficios blandos y basados en salario emocional que se alineen con las expectativas y necesidades de tus equipos de trabajo.

Recuerda que detrás de cada gafete hay alguien con vida, con preocupaciones, con planes y con sueños que no caben en una hoja de Excel. Si en el talento humano no somos capaces de reconocer eso, de nada sirve todo lo demás.

Te dejamos aquí algunas acciones reales que pueden marcar la diferencia:

1. Haz diagnósticos honestos y no encuestas por el indicador

Sí, las encuestas ayudan. Pero si son frías, impersonales y nadie ve los resultados, solo generan más frustración. Lo que necesitamos son espacios seguros para hablar de lo que realmente está ocurriendo dentro de la organización. Conversaciones reales, sin miedo. Focus groups, entrevistas uno a uno, buzones anónimos donde la gente pueda expresar lo que le pesa.
Pero lo más importante es hacer algo con lo que escuchas. No hay nada que erosione más la confianza que pedir opinión y luego ignorarla.

2. Capacita a tus líderes para detectar y comunicar este tipo de problemas

En nuestra entrevista, Kristen Roby Dimlow, Vicepresidenta Global de Total Rewards en Microsoft, señaló que la expectativa hacia sus líderes no es que sean expertos en resolver este tipo de problemáticas. Más bien, se espera que identifiquen las señales de alerta y actúen como "faros", orientando a las personas hacia los recursos y el personal especializado pertinente.

Invierte en su formación. Haz coaching interno. Invítalos a reflexionar sobre el impacto que tienen en la vida de su equipo. Porque recuerda que las personas no renuncian a las empresas, renuncian a los malos líderes.

3. Crea un programa de beneficios que sí se use

No se trata de tener el catálogo más bonito, ni de ofrecer la última app de moda. Se trata de construir beneficios que de verdad sirvan, que conecten con lo que la gente necesita, que se usen y se disfruten. Si tienes un área de descanso que nadie utiliza, si ofreces instalaciones de juego a las que nadie va u ofreces un plan de prestaciones que nadie conoce realmente, algo está mal.

Escucha qué necesitan. Prioriza lo esencial. Y comunícalo de forma clara y cercana. La idea no es regalar cosas, sino crear un entorno donde la gente sienta que puede vivir bien mientras trabaja contigo.

4. Dale tiempo libre real a tu equipo

Sí, hay que cumplir metas. Pero también hay que descansar. Porque si no hay vida, no hay compromiso, y si la gente tiene que sacrificar su salud, su familia o su tiempo personal para mantenerse en el puesto, no va a durar mucho. O se va, o se queda desmotivada.

Revisa cómo están usando sus vacaciones. Qué tan disponibles están fuera del horario laboral. Si tienen permiso para ir al médico sin sentirse señalados. Si pueden apagar notificaciones el fin de semana sin miedo a represalias. Es necesario separar la vida del trabajo desde el autocuidado. El descanso no es un lujo. Es parte de una cultura sana.

5. Reconoce el esfuerzo con el corazón, no con automatismos

A todos nos gusta sentir que lo que hacemos vale. Pero no hablamos de premios de cartón ni de correos masivos. Hablamos de reconocer bien y a tiempo. Con intención. Con autenticidad.

Un gracias bien dicho, frente al equipo, puede cambiar un día difícil. Un mensaje que diga “vi lo que lograste, y quiero reconocerlo” puede renovar la motivación. No cuesta nada y vale un montón.
El reconocimiento no debe ser un evento anual. Debe ser parte del día a día. Porque cuando la gente se siente vista, se queda. Cuando se siente ignorada, se va.

No ignores la insatisfacción, mejor escúchala

La gente no se va de la empresa, se va de una experiencia que ya no les hace bien. Y antes de que eso pase, muchas veces dejan pistas. Solo hay que saber verlas.

Si hoy la mitad de las personas no se sienten satisfechas con su trabajo, eso no es una queja. Es una invitación a cambiar. A rediseñar. A cuidar más. Porque cuando las personas se sienten vistas, escuchadas y valoradas no se quieren ir. Se quedan. Crecen contigo. Y hacen que tu empresa también crezca.

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