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Cómo el deporte salvó la vida de Arly Velásquez, uno de los mayores deportistas de monoski del mundo

Fecha de la última actualización 9 dic 2024
Tiempo de lectura: 5 minutos
Arly Velásquez, atleta paralímpico, cuenta sobre su trayectória en el deporte para convertirse en el mejor esquiador del mundo.

No es fácil hacer coincidir la rutina de deportista profesional con la de panelista en grandes eventos. Todo es  aún más difícil cuando tienes que hacer todo esto en una silla de ruedas. La rutina de Arly Velásquez ha sido esa; con 31 años y deportista paralímpico de monoski, un deporte que utiliza una única plancha atada a los pies para deslizarse en la nieve.

Nacido en Cancún, México, Arly entró al mundo de los atletas en su infancia, cuando empezó a practicar mountain bike, una modalidad de ciclismo en la que el objetivo es recorrer rutas con irregularidades y obstáculos. Pero, un accidente el 29 de septiembre del 2001, hizo con que el rompiera la médula espinal y, de un día para el otro, a los 13 años, despertara parapléjico.

La nueva condición no lo detuvo y cinco años después, encontró nuevamente su pasión por el deporte, en este caso en una montaña de hielo. Actualmente, Arly es uno de los mejores esquiadores del mundo, con participación en dos Juegos Paralímpicos de Invierno, en el 2014 y 2018. Apasionado por los deportes, las películas, la fotografía, la nutrición y la música, acaba de regresar de los Juegos Parapanamericanos, en Lima, Perú.

Arly es uno de los speakers destacados del Congreso Internacional de Recursos Humanos, promovido por Amedirh, que se llevará a cabo los días 11 y 12 de septiembre de 2019, en el Centro Citibanamex, Ciudad de México. El atleta hará una presentación en el Auditorio Alterno, realizado por Wellhub, con el tema “Cómo hacer que lo imposible se convierta en realidad – cómo el deporte salvó mi vida”. 

Lee la nota exclusiva que el dio al Blog de Wellhub.

Wellhub: ¿Quién fue su mayor inspiración para que siguieras determinado en el deporte?

Diría que mi mayor inspiración, con toda seguridad, es mi familia. Luego del accidente, mi madre y mi hermana nunca pararon de intentar hacer lo mejor por mí y buscar las opciones y alternativas para que yo me sintiera bien. Son determinadas y no aceptan un “no” como respuesta, por el contrario, están siempre buscando el “sí” y no se rinden hasta lograr lo que quieren. Realmente las admiro, no sólo porque son mujeres increíbles, sino también, por no entender de límites cuando tienen que ayudarme.

¿Por qué elegiste el monoski?

Elegí ese deporte porque se realiza en la montaña. Siempre digo que la montaña es mi segunda casa, entonces, estar ahí y practicar algo radical es un gran regalo para mí. He intentado otras modalidades antes, casi todas las que son adaptables, cómo natación y basquetbol, pero al final preferí el monoski por la adrenalina. En comparación con la bici, el monoski es más rápido y es el tipo de deporte que te hace trabajar a fuerzas tus mayores miedos e inseguridades.

Actualmente, ¿cómo es tu rutina? 

Entreno todos los días. Mi rutina es bien enfocada en ejercicios funcionales. La mayor parte del tiempo mi entrenador me da actividades con herramientas que yo pueda agarrar con las manos, cómo pesas, cuerdas y pelotas. Pero mi entrenamiento es siempre variado. El funcional es bueno para el fortalecimiento de los bíceps y tríceps, pero también es bueno para los ligamientos. Esos ejercicios me ayudan a tener más equilibrio y firmeza y eso es extremamente importante para la práctica del monoski. Hago fisioterapia una vez a la semana por más que sienta que no lo necesito, pues eso me ayuda en la recuperación del cansancio que me causa los entrenamientos y competencias. 

¿Cómo trabajas tu lado emotivo en frente a los desafíos del deporte y de la vida personal? 

Siempre intento llevar todo de una manera muy positiva en mi vida. Si tengo un día malo de entrenamiento o si pasa algo que me deja enojado, siempre busco analizar la situación para entender el por qué y cómo eso sucedió.

La vida en el deporte es así. Tu tienes que festejar los buenos momentos y aprender con los malos.

Hay una frase que me encanta que dice “Yo nunca pierdo, tampoco gano.  Yo aprendo”. Creo que ese dicho es aplicable para todo y para todos, porque no es siempre que estás ganando o teniendo experiencias positivas en tu vida, pero siempre estás aprendiendo y evolucionando en cada situación. 

Hace poco escribiste en tu Twitter que “Las cicatrices son prueba de los retos que superamos, le dan forma al cuerpo y al carácter”. ¿Mirando hacia tu trayectoria en el deporte, cual fue el mayor aprendizaje que pudiste sacar después de tu accidente?

Creo que lo más importante que aprendí fue que, por más que haya sufrido un accidente, no lo encaré como algo malo. Al contrario, lo vi como una bendición pues fue ese mismo accidente que me dio la posibilidad de conocer e impactar de forma positiva la vida de tantas personas. Aprendí a vivir conociendo los límites de mi cuerpo y respetándo-lo siempre. También aprendí a admirar y respetar los límites de las personas a mi alrededor.

Vimos tu charla en TEDX México, cuando dices que no podemos tener miedo de los cambios. ¿Qué quisiste decir con eso?

Los cambios son la única constante en nuestra vida. La vida está siempre cambiando y tenemos que ser flexibles para lograr adaptarnos a distintas situaciones, principalmente aquellas de las que no estás esperando que sucedan.

Cuanto más tiempo pasamos rechazando lo nuevo, más difícil es la adaptación.

Siempre digo que cambiar es como hacer un viaje. Cuando viajas, conoces un ambiente completamente nuevo, una dinámica nueva y siempre tienes que ser creativo, tener la miente abierta para intentar entender la realidad cómo la es y lograr adaptarse, cambiar hace con que te desafíes.

Cómo todo ser humano, seguramente haz pensado en desistir. ¿Cuáles son los motivos que te hacen despertar todos los días y seguir adelante?

Durante mi trayectoria, tuve momentos en el que no conseguía levantarme de la cama, tuve que quedar 3 meses acostado. Entonces, para mí, es un regalo despertarme, pararme, salir de casa, divertirme, conocer personas nuevas y hacer algo que realmente fuerce mis límites. Es más que una obligación para mí. Es una responsabilidad conseguir aprovechar al máximo todo lo que puedo, justamente porque ya tuve momentos en el que no podía ni siquiera salir de la cama.

Es un honor tener la chance de vivir la vida al límite.

Arly Velásquez


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