Liderazgo femenino: ¿Cómo superar el Síndrome del Impostor?
Fecha de la última actualización 17 mar 2025

En México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el tercer trimestre de 2023, las mujeres representaban el 40,4% de la población económicamente activa.
No obstante, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) señala que, las mujeres solo ocupan el 13% de asientos en consejos de administración y apenas el 3% de las empresas tienen a una mujer en la dirección general.
Estas cifras reflejan una subrepresentación de las mujeres en puestos directivos, a pesar de su significativa participación en la fuerza laboral.
A pesar de estos desafíos, existen historias de múltiples mujeres que han roto el "Techo de Cristal" y han ascendido a posiciones de liderazgo. Hoy, te contaremos la historia de María Fernández. Ella comenzó su carrera en el área de Recursos Humanos (RR.HH.) y, con determinación y estrategias efectivas, logró convertirse en CHRO de una importante empresa mexicana. Su historia es un testimonio de lucha, persistencia, resiliencia, cambio de mentalidad y enfoque en el crecimiento profesional.

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Tres de cada cuatro mujeres ha experimentado el "Síndrome del Impostor" en algún momento de su carrera
El síndrome del impostor se caracteriza por la sensación de no merecer los éxitos alcanzados. Este fenómeno impacta de manera desproporcionada a las mujeres, según una encuesta de KPMG, tres de cada cuatro ejecutivas han experimentado del "Síndrome del Impostor" en algún momento de sus carreras. Esta tendencia se arraiga en la inequidad laboral persistente y los estereotipos de género interiorizados desde la infancia, donde se ha enseñado tradicionalmente a las niñas a minimizar sus logros y apoyar los de los hombres.
Esta internalización de roles de género, sumada a la presión social y profesional, crea un entorno donde las mujeres a menudo sienten que deben demostrar constantemente su valía. La presencia de una mayoría masculina en puestos directivos agrava esta sensación de "no pertenecer". Estudios han demostrado que las mujeres tienden a tener una autoestima más baja que los hombres, lo que las hace más vulnerables a este trastorno.
Cabe recalcar que el "Síndrome del Impostor" afecta más a las mujeres en roles de responsabilidad y dirección, especialmente en empresas tecnológicas donde están infrarrepresentadas, así como en contextos de emprendimiento y entornos académicos. Se observa que es "más anecdótico encontrar a un hombre que dude de su capacidad para desempeñarse en un puesto retador, mientras que de una mujer es más frecuente obtener una reacción de "no sé si podré hacerlo bien" o "no sé si soy la persona adecuada". Además, las mujeres emprendedoras a menudo experimentan falta de confianza, sintiendo la necesidad de tener "todo perfecto o una validación externa para pensar que estamos a la altura".
Cambiar la mentalidad cultural de la mujer única y exclusivamente para labores de la casa
Uno de los principales obstáculos que enfrentó María fue la expectativa cultural de que las mujeres deben asumir la mayoría de las responsabilidades domésticas y de cuidado. Esta percepción limita el tiempo, la energía y motivación que las mujeres pueden dedicar a su desarrollo profesional, pero también sesgar a los cazadores de talento de las grandes multinacionales.
Para superar este desafío, María adoptó cuatro estrategias concretas:
Corresponsabilidad en el hogar
María y su pareja realizaron un análisis detallado de las tareas domésticas y el tiempo que cada uno invertía en ellas. Para equilibrar la carga, establecieron una división equitativa basada en sus horarios laborales y capacidades. Además, mantuvieron reuniones periódicas para ajustar la distribución según las necesidades del momento.
Este proceso permitió que María pudiera liberar más tiempo sin sentir una culpa innecesaria por delegar responsabilidades. Asimismo, su pareja se empoderó desde la mentalidad y lo concreto de muchas acciones de la casa, dejando la masculinidad frágil a un lado.
Apoyo externo y emocional
Reconociendo que el tiempo es un recurso invaluable, María y su pareja contrataron apoyo doméstico en tareas específicas como limpieza y preparación de comidas.
Además, utilizaron servicios de entrega de alimentos y compras en línea para optimizar el tiempo disponible. Esta inversión le permitió concentrarse en su carrera (estudios y laborales) mediante sin comprometer su bienestar personal ni el de su familia.
A su vez, se apoyó mucho en sus padres desde la distancia, llamadas, mensajes de texto, entre otros, de tal forma que se sintió rodeada no solo de su pareja sino de amigos y familiares. Muchas veces los obstáculos los generan las personas más cercanas, hay que cambiar el chip junto con ellos.
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Red de apoyo con colegas
María entendió que no tenía que hacerlo todo sola, por lo que creó una red de apoyo que trascendió a familiares y amigos. Coordinó con sus colegas en la universidad y pares en otras empresas para compartir ideas, problemas, soluciones y otros.
Con su familia se apoyaba en la logística de recoger a sus hijos en la escuela, con sus amigas organizó reuniones para compartir experiencias y consejos, y con colegas y pares de mujeres ejecutivas encontró mentoría y respaldo emocional.
Automatización y planificación
Para reducir la carga mental asociada con la gestión del hogar, el estudio y el trabajo, María implementó herramientas digitales de organización, como calendarios compartidos y aplicaciones de recordatorios. También estableció rutinas familiares eficientes que le permitieron minimizar el estrés y optimizar el tiempo.
Este cambio de mentalidad le permitió dedicar más tiempo a su carrera y demostrar su compromiso con ella misma, su familia y la empresa. Además, al hablar abiertamente sobre este tema en su organización, contribuyó a cambiar la percepción de muchas mujeres en su entorno laboral y de directivos que voltearon su mirada hacia ella.
¿Cómo superar el "Síndrome del Impostor"?
El síndrome del impostor, caracterizado por la duda constante sobre las propias habilidades y el temor de ser descubierta como fraude, es más común de lo que se cree entre las mujeres en posiciones de liderazgo o que desean avanzar a cargos directivos.
María no fue la excepción. En varias ocasiones, cuestionó su capacidad para asumir roles más estratégicos. Para enfrentar este síndrome lo atacó con tres etapas:
Etapa | Acción clave | Acción concreta |
Conocimiento y entendimiento | Buscar mentoría y establecer red de apoyo | Contactó y se unió a redes profesionales de mujeres lideresas, lo que le permitió compartir experiencias y recibir orientación. |
Amor propio | Autoconciencia y afirmaciones positivas | Practicó ejercicios de autoafirmación y cambió su diálogo interno para reforzar su seguridad. Cada día practicó frente al espejo y dejó mensajes positivos por toda la casa. |
Autorrealización | Reconocimiento de logros | Llevó un registro de cada uno de sus logros profesionales y académicos, por más pequeños que parecieran, para fortalecer su confianza y autovaloración. Entre más grande el logro mayor fue su celebración. |
Al fortalecer su confianza, María logró liderar proyectos de alto impacto, ganarse el respeto de sus colegas y ser considerada para ascensos dentro de la organización.
Algunos consejos prácticos para superar del impostor son:
- Distingue entre hechos y sentimientos: Evalúa tu desempeño con datos concretos, no solo con tus inseguridades.
- Valora tus logros: Recuerda que tus logros no son al azar y celebra tus éxitos, por pequeños que sean.
- Habla de tus dudas: Comparte tus sentimientos con personas de confianza y busca que te ayuden a darte una mayor perspectiva.
- Reformula tu diálogo interno: Cambia los pensamientos negativos por afirmaciones realistas de tus capacidades.
- Evita comparaciones dañinas: Concéntrate en tu propio progreso y reconoce que cada persona tiene su propio camino.
Estrategias para posicionarse como líder más allá de RR.HH.
Muchas mujeres en Recursos Humanos enfrentan el desafío de que su trabajo sea percibido como un rol de apoyo en lugar de una función estratégica. María rompió este paradigma al implementar al enfocarse en cuatro acciones:
Networking estratégico
María participó activamente en eventos y foros empresariales, al principio como asistente, posteriormente como ponente y moderadora en paneles. Con paciencia fue consolidando su presencia en el ecosistema corporativo para generar relaciones clave con líderes de diversas industrias.
Además, se involucró en asociaciones empresariales y grupos de liderazgo femenino, donde encontró oportunidades de mentoría y colaboración con ejecutivos influyentes.
Dominio de herramientas de análisis de datos (People Analytics)
María comprendió que en el mundo corporativo, los datos son clave para la toma de decisiones. Se capacitó en herramientas tecnológicas para directivos y plataformas de inteligencia de negocios aplicadas a recursos humanos. Implementó modelos de análisis predictivo para demostrar cómo las estrategias de talento impactaban en la retención, productividad y rentabilidad.
Gracias a estos insights, logró transformar la percepción del área de R.R.H.H de un área operativa a una estratégica dentro de la empresa.
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Aprender el lenguaje del negocio
Para ganar credibilidad entre los ejecutivos de alto nivel, María estudió finanzas corporativas, gestión de riesgos y planeación estratégica. Aprendió a interpretar estados financieros, ROI de bienestar laboral y de salud, iniciativas de talento y métricas clave de negocio.
Esta preparación le permitió participar con autoridad en reuniones con directores financieros y de operaciones, alineando las estrategias de RH con los objetivos corporativos y justificando inversiones en talento con datos concretos.
Visibilización interna
María tomó la iniciativa de solicitar participación en reuniones estratégicas y se ofreció voluntariamente para liderar proyectos transversales. Lideró la transformación digital del área de talento, implementando plataformas automatizadas de reclutamiento y evaluación de desempeño.
Además, promovió programas de liderazgo que tuvieron un impacto directo en el compromiso de los colaboradores y la reducción de rotación, lo que fue reconocido por la alta dirección y le abrió las puertas a su ascenso como CHRO.
Gracias a estas acciones, María logró posicionarse como una pieza clave dentro de la organización y finalmente fue promovida a CHRO, inclusive con ofertas de otras organizaciones.
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Cómo las empresas pueden impulsar el crecimiento de mujeres en puestos estratégicos
Para lograr un liderazgo más equitativo, las empresas deben comprometerse a establecer programas de mentoría que brinden apoyo y orientación a mujeres con potencial de liderazgo, crear políticas de conciliación laboral que permitan un balance adecuado entre la vida personal y profesional, fomentar una cultura inclusiva donde la diversidad sea un pilar clave en la toma de decisiones, fijar objetivos claros de representación femenina en puestos directivos, evaluar constantemente los procesos de selección y ascenso para evitar sesgos inconscientes y asegurar que las decisiones sean tomadas con base en méritos y habilidades. Finalmente reconocer y celebrar los logros de las mujeres en posiciones estratégicas para inspirar a nuevas generaciones.
Implementar estas acciones beneficiará a las profesionales dentro de la organización, pero también fortalecerá la innovación y competitividad empresarial al integrar diferentes perspectivas en la toma de decisiones.
La historia de María Fernández demuestra que romper barreras y desafiar estadísticas es posible cuando se combinan determinación, estrategia y un entorno empresarial comprometido con la equidad de género. Con la dirección adecuada y el apoyo organizacional correcto, el liderazgo femenino en niveles estratégicos puede convertirse en una norma y no en una excepción.

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